17 de julio de 2014

Jamás subí al apartamento de Claudia”: Pinto, en rueda de prensa

Tomado de www.contraluz.com
CÚCUTA.- Los cucuteños sienten a Jorge Luis Pinto, técnico de la selección de fútbol de Costa Rica, como patrimonio propio. Por más vueltas que algunos le den al por qué de las recepciones y los recibimientos, no encuentran una respuesta válida. Lo cierto es que centenares de hombres y mujeres, adultos y niños, salieron la noche del 15 de julio para vitorearlo y hacerle manifiesto el aprecio que le guardan desde el 2006.

“Fue un gesto hermoso”, respondió el hombre que con una estrategia única para jugar al fútbol derrotó a dos excampeones mundiales. Esa manera diferente de ver el deporte lo metió entre los equipos que disputaron la segunda fase del torneo orbital en Brasil, y que dejó como campeón a Alemania.
Por estos días visita la capital de Norte de Santander. Entre sonrisas ligeras y lágrimas apretujadas para no resbalar por las mejillas cuenta la experiencia vivida. La emoción lo embarga y sin reparos habla de la responsabilidad y el equilibrio emocionales, porque no puede ser mal ejemplo para los muchachos que dirige.
“Jamás subí al apartamento de Claudia”, lo dijo y esbozó una sonrisa pícara para que se entendiera el significado de la frase. “Le dediqué el tiempo al fútbol”. Durante el Mundial, a las 12:30 de la noche terminaba de ver y de analizar los partidos para preparar el siguiente de la selección Tica. A las 5:00 de la mañana estaba de pie en cumplimiento de la misma función. No quería sorpresas.
Los problemas no faltaron a lo largo de la concentración, que duró 28 días en Santos, y a los que calificó de “duros y jodidos”, aunque no entró en detalles. Uno, quizás, ocurrió con Perozo, el compañero de fórmula. “No hay más qué hablar”, dijo a lo santandereano, seco y contundente, sin asomo de arrepentimiento.
En Brasil corrió también con suerte al escoger el estadio para la preparación del once costarricense. El equipo se entrenó en el estadio de Santos, justo en el que Pelé desplegó su juego y deleitó a la torcida. Y los jugadores ocuparon el vestidor del ‘O Rey’, hecho que los animó y los convirtió en privilegiados.
“Nunca voy a olvidar a Santos” por diversos motivos. Uno, el respaldo de la gente; dos, el reconocimiento de los brasileños, que no podían verlo porque lo acosaban para pedirle autógrafos y fotografías; tres, porque ahí puso en marcha el fútbol que aprendió después de asistir a ocho mundiales en calidad de observador, y cuatro, porque en esa ciudad derrumbó las especulaciones tejidas alrededor del cuadro centroamericano.
Jorge Luis Pinto cumplió el sueño de sentarse en el banco mundialista. De esos momentos quedan recuerdos que ahora traduce en anécdotas, pero que en el instante fueron vivencias que lo hicieron reír y llorar para decir que ha triunfado. “En el banco no hay ganas sino de ganar”. Desde ese puesto le pidió en español a Robben que lo dejara ganar, recibió la camiseta de Balotteli, intercambió palabras con exfiguras y entregó recuerdos a sus colegas.
Hoy, sin el agite que supone el papel de un técnico de fútbol, “en Brasil no salí ni a la puerta del hotel”, está convencido de que el triunfo está hecho para aquellos que trabajan. Lo dijo sin modestia alguna, porque entre la satisfacción personal está que un día “soñé con todo esto” y para hacerlo realidad se preparó en Alemania, Rusia, Brasil y muchos otros países a los que viajó para adquirir conocimientos.
El modelo táctico exhibido por Costa Rica “no lo he visto en ningún Mundial”. Manera de jugar que comenzó a poner en práctica en Venezuela y Colombia y que encontró el molde ideal en la selección Tica. “Más que ganar una Copa sueño con mostrar mis conceptos filosóficos”.
Los partidos ganados, a pesar de la desconfianza de cierto sector opositor a su trabajo, lo hacen sonreír, aunque sin revancha hacia los detractores. Dos lemas que aplica en este momento son que “quien quiere la profesión, triunfa” y “quién va con fundamentos no lo para nadie”.
Pinto toma un sorbo de agua para aliviar la garganta y para darles  la oportunidad a otras lágrimas de que se escondan. “Me faltó ganarle a Holanda”, lo dijo con tristeza y se escudó en un silencio de escasos segundos. “Los seres humanos tenemos que aspirar y soñar”.
La máxima cita del balompié no lo atemorizó. Desde el momento de la clasificación comenzó a preparar la actuación. Estudió a los rivales y analizó el juego que practicaría. “Quienes tuvieron dudas ahí está (la actuación en) el Mundial”. El partido que considera perfecto para su equipo fue el ganado a Italia (1-0). “Lo voy a ver muchas veces”.
Por ahora, disfruta las mieles que le provee el paso por Brasil 2014. Está desempleado y no lo preocupa, porque le han caído ofertas laborales desde Japón, Perú, Paraguay, Ecuador y Colombia. “No me ha pasado por la cabeza dejar nunca a Costa Rica”. En los próximos días definirá el futuro. Mientras llega esa confirmación viajará a Alemania para asistir a un congreso y aprender más sobre este deporte que lo apasiona.
Brasil 2014 “fue uno de esos momentos más hermosos de mi vida”, lo dijo y de nuevo la voz se le quebró. A partir de ese instante recibió el reconocimiento de estamentos públicos y privados, firmó autógrafos y completó declaraciones para los periodistas cucuteños.
RAFAEL ANTONIO PABÓN

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