“Necesitamos un cambio transformador de nuestras políticas alimentarias
y agrícolas para tener sostenibilidad”: Ren Wang, del Departamento de
Agricultura y Protección del Consumidor de la FAO. Crédito: A. D. McKenzie/IPS.
Por A. D. McKenzie
NÁPOLES, Italia,
(IPS) - La FAO calcula que el mundo desperdicia 1.300 millones de toneladas de
alimentos cada año, mientras que 805 millones de personas experimentan
desnutrición crónica o hambre.
Ren Wang, Director
General del Departamento de Agricultura y Protección del Consumidor de la FAO (Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura), anunció esas cifras
en el XI Foro Internacional para Medios sobre la Protección de la Naturaleza, y
agregó que “necesitamos un cambio transformador de nuestras políticas
alimentarias y agrícolas para tener sostenibilidad”.
"Aunque se pudiera
guardar solo
una cuarta parte de los alimentos
que se pierden o desperdician en el
mundo, alcanzaría para
alimentar
a 870 millones de personas
que
pasan hambre”: Iniciativa
SAVE FOOD.
El foro de este año, con el nombre “Gente que construye el futuro.
Alimentando el mundo. Alimentación, agricultura y ambiente”, reúne a
especialistas, periodistas y responsables políticos en la ciudad de Nápoles,
del miércoles 8 al sábado 11, organizado por el grupo ecologista italiano
Greenaccord.
El encuentro se realiza cuando se aproxima el fin del año que la
Organización de las Naciones Unidas dedicó a la agricultura familiar,
mientras que la suba de precios de los alimentos continúa minando los
ingresos de los sectores vulnerables.
Aunque la producción mundial de alimentos se triplicó desde 1946 y la
desnutrición mundial descendió de 18,7 a 11,3 por ciento en los últimos 20
años, la seguridad alimentaria sigue siendo un tema crucial, declaró Wang.
La comida que se desperdicia representa un tercio de la producción
actual de alimentos, por lo que la expansión de la producción agrícola no es
necesariamente la respuesta.
De hecho, el mundo produce alimentos suficientes para que cada habitante
consuma cerca de 2.800 calorías diarias, según los científicos. Pero mientras
que algunas personas tienen la posibilidad de desperdiciar la comida, a otras
no les alcanza para subsistir.
Aunque el
desperdicio y el hambre no estén directamente relacionados, existe una
desigualdad incuestionable en el sistema mundial de alimentos, sostuvo Gary
Gardner, del Instituto
Worldwatch, un centro dedicado a la investigación de políticas sostenibles,
con sede en Washington.
“En los países ricos, el desperdicio de comida se produce a menudo a
nivel del minorista o el consumidor, ya sea en la tienda o en la casa, donde se
tira gran cantidad”, dijo a IPS.
Por el contrario, el mismo fenómeno en el Sur en desarrollo sucede
principalmente en el nivel “agrícola o de procesamiento”, explicó Gardner. “La
comida se pierde porque por lo general no hay sistemas que la trasladen a los
centros de procesamiento y luego al consumidor de manera eficiente”, indicó.
La pérdida y el
desperdicio de alimentos ascienden aproximadamente a 680.000 millones de
dólares en los países industrializados y a 310.000 millones de dólares en el
Sur en desarrollo, según la iniciativa SAVE FOOD (Salvar la comida), un proyecto de la
feria comercial alemana Messe Düsseldorf, en colaboración con la FAO y el Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente.
“Los consumidores de los países ricos desperdician casi tantos alimentos
(222 millones de toneladas) como toda la producción alimentaria neta de África
subsahariana (230 millones de toneladas)”, señaló la iniciativa SAVE FOOD.
“Aunque se pudiera guardar solo una cuarta parte de los alimentos que se
pierden o desperdician en el mundo, alcanzaría para alimentar a 870 millones de
personas que pasan hambre”, destacó.
En Europa, la gran cantidad de comida que tiran los supermercados a la
basura en ocasiones provoca indignación pública, especialmente en los países
donde es ilegal que la gente recoja los artículos rechazados.
La cadena de supermercados británica Tesco reconoció que descartó 28.500
toneladas de alimentos en el primer semestre de 2013, y en general el
desperdicio anual en Gran Bretaña se calcula en 15 millones de toneladas.
En Estados Unidos, las autoridades calculan que aproximadamente 40 por
ciento de los alimentos producidos se desechan en vertederos, en gran medida
por los supermercados.
Pero en ambos lados del Atlántico es ilegal sacar productos de los
contenedores de basura, un tema delicado para algunos activistas que
organizaron campañas públicas que ofrecen comidas preparadas de alimentos
desechados.
En el foro de Nápoles, donde los expertos analizan las consecuencias
sociales y ambientales del desperdicio, entre otros temas, Gardner, del
Worldwatch Institute, habló de la experiencia del activista Rob Greenfield, que
se alimentó a sí mismo con comida extraída de los contenedores de basura
mientras recorría Estados Unidos en bicicleta.
“Muchas veces la comida estaba en paquetes cerrados, cajas enteras de
cereales, refrescos, ese tipo de cosas, que por diversas razones fueron descartadas,
pero que para él eran alimentos en perfecto estado”, explicó Gardner.
“Esa no es la manera óptima de deshacernos de los residuos. La mejor
manera sería no generar esos desechos en primer lugar”, añadió.
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Algunas soluciones
Tesco y otras cadenas de supermercados británicos accedieron a aplicar
un programa de reducción de residuos, y restaurantes en varios países también
tomaron medidas no solo para reducir los desechos, sino para convertirlos en
biogás con fines de energía.
Gardner dijo a IPS que, en lugar de tirar la comida, los supermercados
deberían donar los productos a organizaciones locales, como ollas populares,
aunque sería mejor si “no generaran ese desperdicio, para empezar”.
Algunos oradores del foro dijeron que el uso de alimentos o desechos del
hogar para la energía a nivel local podría contribuir con soluciones
ambientales de mayor alcance, pero que el objetivo principal debe ser frenar la
generación de residuos.
“La seguridad
alimentaria y el cambio climático tienen algunos retos en común”, manifestó
Adriana Opromollo, de Caritas Internacional, una red católica de
organizaciones humanitarias.
“A nivel local, vemos que el uso de los alimentos o la basura del hogar
puede prosperar como estrategia exitosa. Pero tenemos que centrarnos en las
soluciones que se adapten al contexto particular”, dijo a IPS.
La forma de reducir la cantidad de residuos puede comenzar con medidas
sencillas. Algunas empresas de servicios de alimentos en Estados Unidos
descubrieron que si en los comedores escolares les brindaban a los estudiantes
solo los platos, sin las bandejas, los jóvenes tomaban solo la comida que
podían consumir, por lo tanto se generaba un 25 por ciento menos de residuos.
Editado por Phil Harris / Traducido por Álvaro Queiruga
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