11 de febrero de 2013

Se ha dado un primer paso hacia la reparación colectiva


Redacción y fotos Omar Elias Laguado.

Cuando aquí se silencia la voz de un periodista, quien pierde finalmente es Colombia. Esto no puede pasar y por eso el esfuerzo que ha emprendido el Gobierno para trabajar, junto con los periodistas víctimas del conflicto, en las condiciones que permitan ingresar al sendero de la reparación.
En este compromiso, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas y el Centro de Memoria Histórica han emprendido una labor vital.
Con el evento ‘Periodistas: Daño, Memoria y Reparación’ la Unidad realizó un homenaje a los periodistas, en el que presentó los testimonios de comunicadores víctimas del conflicto y los invitó, usando como símbolo una manilla elaborada por indígenas Nasa, a tejer con la entidad su proceso de reparación colectiva.
El encuentro que se realizó el pasado viernes,  fue un sentido homenaje a las y los periodistas que han sido víctimas del conflicto armado en Colombia, pero también un escenario que dejó a un lado el odio y el resentimiento para abrirle la puerta a una oportunidad histórica como es la del proceso de reparación colectiva.
Fue un espacio de escucha en el que primó la voluntad de todos: del presidente de la República, Juan Manuel Santos, quien reconoce la importancia de la verdad como elemento de reparación y expresó su interés en que los crímenes contra periodistas no queden en la impunidad.
De las víctimas, que a pesar de tener el dolor intacto, prefieren apostarle a la construcción de un país y participar en la búsqueda de soluciones que conduzcan al ejercicio de un periodismo libre a favor de la justicia y la democracia.
Y de la directora de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, Paula Gaviria Betancourt, quien confirmó que este es un momento excepcional de un proceso de acercamiento que comenzó el pasado mes de septiembre. “Nuestro sueño es no defraudar sus esperanzas y ser un instrumento para reconstruir el rumbo que nunca debimos perder”, aseguró.
Ella reconoce que hay una desconfianza profunda, que los periodistas necesitan garantías para su integridad física y para ejercer su profesión sin amenazas ni acosos y por eso tomó atenta nota de sus expectativas y necesidades, mientras destacó la voluntad de acogerse a un proceso de reparación colectiva. “Esta es una oportunidad para trabajar juntos y contribuir a la defensa de la libertad de prensa”, agregó.
Trabajar en contra de la impunidad: el gran reto

Quizás la principal conclusión del conversatorio Periodistas: Daño, Memoria y Reparación, es que el primer paso que hay que dar en este camino que se emprende hacia la reparación es el trabajo arduo que hay que hacer en el tema de la impunidad.
“Para nosotros, la reparación no puede ser un cheque sino la verdad y la justicia de nuestros casos”, dijo Jineth Bedoya, subeditora judicial de El Tiempo y moderadora en esta ocasión.
En la primera parte del conversatorio participaron cinco periodistas víctimas: Hever Erazo Bolaños, periodista de Cauca, víctima de desplazamiento; Mary Luz Avendaño Arbeláez, de Antioquia, quien por amenazas tuvo que abandonar el país; Daniel Chaparro Díaz, hijo del periodista y poeta asesinado Julio Daniel Chaparro; Alfonso José Luna, director del periódico Proclama de Santander de Quilichao, que ha denunciado hostigamientos de la administración municipal; y Nidia Serrano, periodista de Montería.
En la segunda parte, se realizó un panel sobre los elementos necesarios para una reparación colectiva a periodistas. En él participaron: Hollman Morris, actual director del canal Capital; Fernando Ramírez, del periódico La Patria; Carmen Rosa Pabón, de la Voz del Cinaruco y reportera de Caracol Radio; y Herbin Hoyos, reportero de guerra y director de Las Voces del Secuestro.
Símbolo de lo que es posible
“Asistir a un encuentro de esta magnitud y encontrar a personas como Fidel Cano, director de El Espectador, como símbolo de lo que es posible, fue muy significativo porque él encarna el objetivo final de esta gran tarea. Es tener la evidencia de que todo este esfuerzo vale la pena y que lo que aquí se dijo se puede cumplir”, manifestó un periodista regional asistente al encuentro.
Cano, más allá del recuento de una historia triste que todos conocemos, fue la voz que representó el ejemplo del renacer y la evidencia de que a pesar de todo, las plumas y las voces no se pueden silenciar. Todo lo contrario, es cuando con más ahínco se apuesta por la libertad de expresión.
Reconocimiento de un buen periodista
El caso de Hollman Morris merece otro aparte especial, porque simboliza la voluntad que hay de parte del Estado y de las víctimas en la construcción de país.
El presidente, Juan Manuel Santos, se refirió a él como un buen periodista y este reconocimiento se mezcló con los aplausos de los cerca de 400 asistentes. Un buen cierre para el recuento del día en el que se dio un importante paso dentro de la historia del proceso de reparación.

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