Parte del temor y la desesperanza que desde hace cerca de siete años embarga a JoséTolosa* por el despojo del que fuera víctima por parte de una banda criminal, cuando residía como labriego en una vereda de El Zulia, desapareció esta semana gracias a la confirmación de que ese predio vuelve a sus manos.
En un acto simbólico llevado a cabo sobre el mismo terreno del que en marzo del 2007 tuvo que salir huyendo por amenazas y presiones de hombres violentos y armados, José obtuvo la entrega material de su predio por parte de la Unidad de Restitución de Tierras, luego de un año desde que inició la solicitud para que le fuera devuelto bajo el amparo de la Ley 1448 de 2011, a sus 53 años, y emocionado hasta las lágrimas, José recorrió el campo de 12 hectáreas del que recuerda con satisfacción las plantaciones de arroz, caña, así como los pozos para la cría de peces. “Esto es muy duro, hemos pasado por muchas cosas, pero gracias a Dios tenemos justicia. Llevaba siete años sin venir a acá, pero recuerdo hasta el árbol en que tuve que dejar las botas para salir corriendo”, comenta el campesino satisfecho con la decisión que le restituye su predio.
Ahora José y los suyos –quienes desde hace años padecían en una población de Venezuela el flagelo del desplazamiento, han recuperado todos los derechos sobre la propiedad, incluidos los beneficios que la ley y el fallo emitido les otorgan por haber sido víctimas de despojo, lo que se vislumbra como un nuevo comienzo para esta humilde familia que, antes de la conformación de la Unidad de Restitución de Tierras, lo creían haber perdido todo.
La sentencia que ordenó la entrega efectiva del predio dado a la víctima, fue la primera del país, desde que entró en vigencia la Ley 1448 de 2011, en reconocer a una de las llamadas “Bacrim” como autora de despojo, diferente a los tradicionales grupos de autodefensa y guerrilla.
*Nombre cambiado por seguridad.
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